domingo, 27 de marzo de 2011

VEGAS Y RIBERAS. ELSA GÓMEZ.


FORMACIÓN
Hace unos 30 millones de años se inició el levantamiento del Sistema Central. Estos movimientos terminaron creando una gran cuenca cerrada y sin salida al mar. Se formaron grandes lagunas que se salinizaron y esos sedimentos crearon una de las rocas actuales más representativas del Parque.

Hace dos millones de años se abrió una salida hacia el Océano Atlántico desarrollándose el actual drenaje de la Región. Uno de estos ríos, el Jarama, creó las condiciones morfológicas para que, sobre un sustrato tan poco agraciado, la vida se asentara y constituyera un fértil valle que atraería asentamientos humanos permanentes. Sus actuales valores ambientales son tan sólo un pobre reflejo de lo que fueron cuando constituía un complejo y amplio bosque de ribera, que seguía el curso de un río limpio, llanuras de inundación, humedales y praderas. El río constituye una “isla” por la composición de los materiales de la ribera en relación a los ambientes circundantes (cerros yesíferos). El transporte de materiales de diferente grosor que se han ido sedimentando ha dado lugar a llanuras de inundación organizadas en terrazas, con una alta fertilidad.


FLORA
El resultado es un ecosistema peculiar, con sus propios valores biológicos, paisajísticos, microclima, etc. Los sotos de ribera, con una vegetación de hoja caduca, es un auténtico refugio, especialmente en verano, cuando los sotos son el último reducto verde y fresco del paisaje.
Junto al lecho encontramos saucedas, capaces de soportar la acción de las avenidas y el casi permanente estado de inundación de sus raíces.
A continuación los álamos, especialmente el álamo blanco (Populus alba), denominado así por el color claro de su corteza del envés de las hojas. A continuación de la alameda se sitúa la fresneda, prioritariamente formada por fresno de hoja estrecha (Fraxinus angustifolia).

Finalmente, en la banda más alejada del cauce, surgirán las olmedas, en las que el olmo o negrillón (Ulmus minor) será la especie dominante.
Junto a las especies arbóreas aparecen multitud de otras plantas leñosas, zarzales, majuelos, rosales silvestres, tamujo, entre otros.
Los mejores restos de bosques de ribera se pueden contemplar en las riberas del Jarama y Henares, en San Fernando y Mejorada del Campo (Soto de Aldovea), en Rivas Vaciamadrid (juntas del Jarama y Manzanares), en Velilla y en la zona de Titulcia.
FAUNA
En los restos maltrechos de ríos y sotos sobreviven a duras penas numerosas especies animales, que encuentran en las marañas y enramadas refugio para criar y reproducirse, un
excelente hábitat de alimentación y un microclima más templado en el que encarar los fríos del invierno. Las riberas y encharcamientos, los brazos abandonados y los remansos, constituyen los emplazamientos ideales para algunos invertebrados, peces, anfibios y reptiles, la mala calidad del agua impide una mayor diversidad.

De las especies originales de peces (barbo común, boga, bermejuela, tenca, anguila, incluso trucha), hoy sólo quedan restos dispersos de barbo y boga. En su lugar han aparecido especies foráneas, introducidas irresponsablemente por el hombre. Todos sobreviven en los humedales, mientras los ríos albergan algunas poblaciones de carpa y pez-gato.
En ausencia de grandes mamíferos –salvo esporádicas apariciones de jabalíes –y algunas citas de nutria en la zona norte del parque, son las aves junto con los reptiles y anfibios, los vertebrados más característicos de los sotos.
Las culebras de escalera y bastarda, el lagarto celado o la lagartija ibérica tienen una amplia distribución en la zona, las orillas y zonas encharcables son el lugar predilecto del galápago leproso y la culebra viperina, entre los anfibios destacan el sapo común y el pequeño sapo corredor.
Las especies de aves están representadas por una diversidad realmente notable. Destacan las poblaciones de pequeños paseriformes: ruiseñores comunes, carboneros, gorriones molineros, estoninos negros, mirlos... En los taludes arenosos del cauce excavan sus colonias de nidos subterráneos los multicolores abejarucos y aviones zapadores, aves estivales e insectívoras que viven cerca de otro colorido inquilino del río: el martín pescador. Las abubillas y el pito real (responsable de muchos de los agujeros circulares que presentan chopos y otros árboles), así como la ubicua y resistente polla de agua, se cuentan también entre los más abundantes y reputados habitantes alados del soto. Menos frecuente, es el minúsculo autillo un búho en miniatura de hábitos trogloditas y dieta preferentemente insectívora. Utilizan también las riberas infinidad de aves de todos los tamaños, entre las más llamativas destacan las cigüeñas blancas ,también diferentes especies de garzas.
Entre los tocones y restos vegetales en descomposición hay un paraíso para los entomólogos. Cientos de mariposas diurnas y nocturnas, escarabajos de toda índole y condición, avispas, chinches, moscas libélulas... y miríadas de minúsculos invertebrados dentritívoros y descomponedores, completan el biotopo más productivo del Parque y el más amenazado.
PROBLEMAS Y AMENAZAS
La contaminación de las aguas de los ríos es el impacto más evidente, aunque no el único. A pesar de la mejora progresiva de estos cauces, especialmente evidente en el Henares, las aguas de los ríos del Parque Regional del Sureste están fuertemente contaminadas no siendo aptas para ningún uso. Las causas y focos de esta contaminación hay que buscarlas muchas veces fuera de los límites del espacio protegido. El río Manzanares recoge los vertidos de cerca de seis millones de madrileños, el Jarama se convierte en una auténtica cloaca especialmente a partir de los vertidos ilegales que recibe desde los polígonos industriales de Belvis, Paracuellos y el propio aeropuerto de Barajas.
La ocupación de zonas de dominio público hidráulico y la destrucción de su bosque de ribera son fenómenos muy extendidos en las márgenes cercanas a San Fernando, San Martín de la Vega y Mejorada del Campo, provocando una fuerte erosión y facilitando episodios de desbordamiento del río cuando los responsables de la Presa del Atazar deciden desembalses masivos.

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