lunes, 21 de marzo de 2011

PARQUE DE LA CUENCA ALTA DEL MANZANARES. ALTEA MARTÍN.

El Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares recorre tres unidades principales, desde el punto de vista geomorfológico. Su parte septentrional, que discurre por las elevaciones guadarrameñas, algunas de ellas de más de 2.000 m de altitud, está compuesta fundamentalmente por rocas graníticas y gneises.

En esta zona se encuentra la cabecera del río Manzanares, que configura una especie de cuenco, delimitado por el pico de La Maliciosa (2.227 m), el Alto de Guarramillas o Bola del Mundo (2.265 m) y las Cabezas de Hierro (2.383 m), crestería conocida como la Cuerda Larga.

El Manzanares se comporta como un río de montaña y se abre camino entre berrocales y rocas de forma singular.

 Los materiales graníticos dejan paso a elementos detríticos y arenosos, fruto de la erosión de las sierras de Guadarrama y del Hoyo, que conforman un paisaje ondulado de suaves lomas, con una altitud media de 600 m. El Monte de El Pardo se asienta sobre un suelo inmaduro, fácilmente erosionable. Similares características presenta el Monte de Viñuelas, apéndice oriental de El Pardo.

En la parte meridional del Parque, el río Manzanares ha ampliado notablemente su valle y recoge por la derecha a los arroyos de Manina y de Trofa, que provienen de la Sierra del Hoyo. Además, es retenido en el embalse de El Pardo, de gran interés ecológico.

El arroyo de Viñuelas, que surca el monte del mismo nombre, es otra corriente destacada del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares, si bien pertenece a la cuenca del río Jarama.



Flora


La gran extensión del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares y, sobre todo, su acusada diferencia altitudinal favorecen la presencia de ecosistemas representativos de cuatro de los cinco pisos bioclimáticos de la región mediterránea de la Península Ibérica, desde el crioromediterráneo hasta el mesomediterráneo.

Por la amplitud de su superficie, sobresale el encinar carpetano, que representa el 62% del Parque. Además, son destacables los quejigales, las fresnedas, los pinares de montaña (tanto de pino silvestre como de pino resinero), los roquedos, los piornales, los pastizales supra-arbóreos y los rebollares, así como los sotos, articulados —estos últimos— alrededor del Manzanares y sus afluentes, con especial mención a los dos embalses principales de este río, el de Santillana y el de El Pardo.

También abundan arbustos y matorrales característicos de la vegetación mediterránea, como la jara pringosa, el romero, el tomillo y el cantueso.

A mediados del siglo XX, el territorio que hoy ocupa el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares fue objeto de diversas repoblaciones forestales, principalmente de coníferas, como el pino negral, el ciprés, el cedro y la arizónica, además de pino piñonero (en los fondos de los valles) y de pino silvestre y pino laricio (en las laderas).

Este espacio natural cuenta con zonas de una gran singularidad botánica. Sus bosques más representativos son el abedular de La Pedriza, el alcornocal de la Sierra del Hoyo, el enebral de Hoyo de Manzanares y el sabinar de Becerril de la Sierra, además de los montes de El Pardo y de Viñuelas, considerados como los encinares adehesados mejor conservados de Europa.


 Fauna


En lo que respecta a la fauna, se han clasificado alrededor de 300 especies de vertebrados, algunas de las cuales en peligro de extinción, que se unen a un número, aún sin cuantificar, de invertebrados.



  • Reptiles y anfibios. El Parque reúne el 56,5% de los anfibios que habitan en la Península Ibérica y el 59,5% de los reptiles. Además, presenta un elevado número de endemismos, con un total de doce especies de herpetos. Entre los lugares más valiosos para la preservación de la herpetofauna, sobresale la Cuerda Larga, que constituye una zona de conservación de primer orden para la lagartija serrana, que tiene una distribución muy restringida en el territorio peninsular. Además, el galápago europeo, seriamente amenazado en la Comunidad de Madrid, tiene en el embalse de Santillana uno de sus principales refugios regionales.


El 44% de la superficie del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares está catalogado como Zona B, figura legal que permite la utilización agropecuaria del terreno. Un 45% está considerado como Zona A o Reserva Natural, categoría que limita el uso de los distintos enclaves a actividades forestales y recreativas. Aquí se engloban las Zonas A1, Reservas Naturales Integrales (el nivel de máxima protección), y las Zonas A2, Reservas Naturales Educativas. En los parajes próximos a las áreas urbanas existe otra figura, las Zonas P, donde está permitida la construcción, dentro de ciertos límites. De esta zonificación queda al margen el Monte de El Pardo, ya que su gestión corresponde a Patrimonio Nacional.

Las Zonas A1 (Reservas Naturales Integrales), que se relacionan a continuación en términos genéricos, representan el 18% del Parque:

  • La Pedriza y su extensión oriental. En este paraje, situado en el término municipal de Manzanares el Real, se sitúa uno de los canchales berroqueños más espectaculares de la Península Ibérica. Aquí se reúnen los ecosistemas de roquedo más importantes del Parque Regional, a los que se añaden los pinares y las zonas húmedas, formadas por el curso del río Manzanares y sus encharcamientos. El lugar, muy frecuentado por los escaladores —que tienen a su disposición alrededor de 1.000 vías de escalada—, integra bloques graníticos de gran tamaño y formas caprichosas. Algunos de los más curiosos son el Risco del Yelmo, Las Cuatro Damas, Los Fantasmas y las Piedras Caballeras. En La Pedriza se encuentran enclaves de gran singularidad, bien conocidos por senderistas y excursionistas, caso de la Charca Verde, los Chorros del río Manzanares, la Cueva del Ave María o la roca natural del Puente de los Pollos.


  • Las áreas al norte de la tapia de El Pardo. Se articulan alrededor de los cursos de algunos afluentes del río Manzanares, principalmente los arroyos de Manina y Trofa, del que se nutren numerosas especies animales. Están integradas fundamentalmente por encinares y jarales.


Con respecto a las Zonas A2 (Reservas Naturales Educativas), éstas pueden agruparse en tres grandes áreas:

  • Las laderas de la Cuerda Larga hasta La Pedriza y su extensión oriental. La Cuerda Larga alberga los ecosistemas de alta montaña del Parque Regional. Es una de las principales alineaciones montañosas de la Sierra de Guadarrama, con una longitud aproximada de 16 km. En ella se concentran elevaciones de más de 2.200 m, entre las que destaca la cumbre de las Cabezas de Hierro, su pico más alto, con 2.383 m. En su cara sur, se extiende La Pedriza. Sus bajas temperaturas y sus frecuentes ventiscas condicionan las características de la vegetación, formada por matorral (piorno y enebro rastrero), en las laderas, y por pastizales de herbáceas como la festuca y el cervuno, en las cumbres y en los collados. El acentor, la collalba gris, el pardillo y el pechiazul son sus aves más comunes, mientras que la lagartija serrana y el topillo son sus principales pobladores entre los reptiles y los mamíferos, respectivamente.


  • Área oriental del término municipal de Las Rozas en contacto con el Monte de El Pardo. Este paraje, integrado principalmente por monte bajo, con especial abundancia de retamares, ha sido catalogado como Zona A2 en un intento de preservar las áreas colindantes con el Monte de El Pardo de la presión urbanística. La finca de El Águila, en la pedanía rocense de Las Matas, es uno de sus lugares más destacados.

Además de las Zonas A, el Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares cuenta con 73 humedales, entre los que sobresale el embalse de Santillana. Se trata de un importante enclave para la invernada de anátidas, fochas y otras aves acuáticas.







Hecho por Altea Martín 1ºB Bachillerato

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